Cuando el enemigo acecha
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Durante nuestra vida cristiana siempre tendremos que luchar contra Satanás, el enemigo de nuestras almas y cuidarnos de sus artimañas. Jesús y su obra en nuestras vidas nos da la fuerza para salir victoriosos ante los embates y las acechanzas del Diablo. La guerra espiritual es una realidad innegable. Todos hemos tenido que experimentar oposición y luchas durante nuestra vida cristiana. Muchas de esas luchas tienen un trasfondo espiritual porque es Satanás quien está operando detrás de escena. Todos hemos sido asediados por el Diablo quien incluso usa personas para buscar la destrucción de nuestras vidas, nuestros hogares, nuestras familias y principalmente nuestra comunión con Dios.
Esdras 4.1-24
“1Pero los adversarios de Judá y de Benjamín oyeron que los hijos del cautiverio reedificaban el Santuario para yhvh, Dios de Israel, 2y se acercaron a Zorobabel y a las cabezas paternas, y les dijeron: Edificaremos con vosotros, porque buscamos a vuestro Dios, como vosotros, y a Él sacrificamos desde los días de Esar-hadón, rey de Asiria, que nos hizo subir aquí. 3Pero Zorobabel, Jesúa, y los demás cabezas paternas de Israel les respondieron: Nada tenéis que ver con nosotros para que edifiquéis Casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos construiremos para yhvh, Dios de Israel, como nos ordenó Ciro rey de Persia. 4Entonces sucedió que el pueblo de la tierra desalentaba al pueblo de Judá, y los hostigó mientras construían, 5y contrataron consejeros contra ellos para frustrar sus propósitos, todos los días de Ciro rey de Persia, hasta el reinado de Darío rey de Persia. 6Y durante el reinado de Asuero, al principio de su reinado, escribieron una acusación contra los moradores de Judá y de Jerusalem. 7Y en días de Artajerjes, escribieron Bislam, Mitrídates, Tabeel y los demás compañeros suyos, a Artajerjes rey de Persia (la carta estaba escrita en arameo, y fue interpretada en arameo). 8El gobernador Rehum y el secretario Simsai escribieron al rey Artajerjes una carta contra Jerusalem. 9En tal fecha el gobernador Rehum, y el secretario Simsai, y el resto de sus compañeros: los jueces, los magistrados, los oficiales, los funcionarios, los de Erec, los babilonios, los de Susa (es decir, los elamitas), 10y los demás pueblos que el grande y noble Asnapar había hecho deportar y establecer en las ciudades de Samaria y en otras de la región de Más Allá del Río, 11enviaron copia de ésta carta: Al rey Artajerjes, de tus siervos, habitantes de Más Allá del Río. Ahora, 12sea notorio al rey que los judíos que subieron de ti, han venido a nosotros a Jerusalem y están reedificando la ciudad rebelde y malvada, y han terminado los muros y están colocando los cimientos. 13Sepa ahora el rey que si esta ciudad es reedificada, y los muros terminados, no han de pagar tributo, impuesto o contribución alguna, con lo que se perjudicará el ingreso de los reyes. 14Ahora, puesto que comemos la sal del palacio, y no soportamos ver la afrenta del rey, por eso hemos enviado y lo hemos dado a conocer al rey, 15para que indague en el rollo de las Memorias de tus padres; y hallarás en el rollo de las Memorias, y sabrás que esta ciudad es una ciudad rebelde, y perjudicial para reyes y provincias, y las revueltas se producían en su interior desde tiempos muy antiguos, motivo por el cual esta ciudad fue asolada. 16Hacemos saber al rey que si esta ciudad es reedificada y terminados sus muros, por su causa no tendrás porción alguna más acá del Río.17Entonces el rey envió una respuesta al gobernador Rehum y al secretario Simsai, y a sus demás compañeros que habitaban en Samaria, y a los demás de Más Allá del río: Paz. Y ahora, 18la carta que nos enviasteis ha sido leída con claridad ante mí; 19y he decretado que se buscara, y se ha hallado que esa ciudad se rebela contra los reyes desde tiempo antiguo, y que en medio de ella se tramaron rebeliones, 20y que en Jerusalem hubo reyes fuertes que dominaban toda la región de Más Allá del Río y que se les pagaban tributos, contribuciones e impuestos. 21Ahora pues, disponed que esos hombres cesen su trabajo y que esa ciudad no sea reedificada hasta que un edicto sea promulgado por mí. 22Y guardaos de ser negligentes en hacer esto, pues, ¿por qué ha de aumentar el daño en perjuicio de los reyes? 23Y tan pronto como la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de Rehum, y del secretario Simsai, y de sus compañeros, se presentaron apresuradamente en Jerusalem ante los judíos, y los obligaron a cesar la obra mediante el poder y la fuerza. 24Y cesó la obra de la Casa de Dios que está en Jerusalem, y fue interrumpida hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia.”—Esdras 4.1-24, BTX