El que persevera alcanza
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Existe una triste realidad y es el problema de la falta de perseverancia de las personas para culminar y cumplir sus objetivos y sus promesas. Pero los cristianos también necesitan saber, reconocer o recordar que es posible caer en la inconstancia y la dejadez de hacer cosas tan importantes como congregarse por ejemplo o servir al Señor y su Iglesia y evitar el pecado en sus vidas. En el viaje de hoy por el libro de Nehemías es muy posible que te des cuenta de que por la oposición del diablo que usa personas has sido engañado y tentado a caer en la mediocridad y falta de perseverancia en tu vida como cristiano.
Nehemías 6.1 – 7.4, BTX
“1Sucedió que cuando fueron enterados Sanbalat y Tobías, y Gesem el árabe, y el resto de nuestros enemigos, de que yo había reconstruido el muro y que no había quedado en él brecha alguna (aunque hasta ese momento no habían colocado las hojas de las puertas), 2Sanbalat y Gesem mandaron a decirme: Ven y reunámonos en Kefirim, en el valle de Ono. Pero ellos pensaban hacerme daño. 3Y les envié mensajeros diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir. ¿Por qué ha de cesar la obra dejándola yo para ir a vosotros? 4E insistieron cuatro veces sobre este asunto, pero yo les respondí de la misma manera. 5Entonces Sanbalat me envió a su criado con este asunto por quinta vez, con una carta abierta en la mano, 6en la cual estaba escrito: Se rumorea entre las naciones vecinas, y Gasmu lo afirma, que tú y los judíos pensáis rebelaros, motivo por el cual reconstruyes el muro, con la mira, según esos rumores, de ser tú su rey. 7Y que además designaste profetas para que te proclamen en Jerusalem, diciendo: ¡Hay rey en Judá! Y ahora, estas palabras serán oídas por el rey; por tanto, ven y convengamos juntos. 8Entonces envié a decirle: No hay tal cosa como dices, sino que las inventas de tu propio corazón. 9Porque ellos querían atemorizarnos, pensando que nuestras manos estarían debilitadas por la obra y que desistiríamos de ella. Pero ahora, ¡fortalece Tú mis manos! 10En cuanto a mí, fui a casa de Semaías ben Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba confinado, y él dijo: Reunámonos en la Casa de Dios, dentro del Santuario, y cerremos las puertas del Santuario, porque vienen a matarte. Sí, esta noche vienen a matarte. 11Pero respondí: ¿Huir un hombre como yo? Además, ¿cómo podría un hombre como yo entrar en el Santuario y seguir viviendo? No entraré. 12Y discerní que [el Señor] no lo había enviado, sino que hablaba aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían sobornado. 13Porque él había sido sobornado para atemorizarme, a fin de que yo actuara de ese modo y pecara, y así tener motivo para difamarme. 14¡Acuérdate Dios mío de Tobías y de Sanbalat, conforme a aquellas, sus palabras, y de la profetisa Noadías y demás profetas que querían atemorizarme! 15Y el muro fue terminado el veinticinco de Elul, en el quincuagésimo segundo día. 16Y cuando todos nuestros enemigos lo supieron, sucedió que todas las naciones vecinas tuvieron temor y se sintieron humilladas, porque reconocieron que este trabajo era obra de nuestro Dios. 17En aquellos días los nobles de Judá multiplicaban sus cartas a Tobías, y las de Tobías llegaban a ellos. 18Porque muchos en Judá se habían conjurado con él, pues era yerno de Secanías ben Ara, y su hijo Johanán había tomado por mujer a la hija de Mesulam ben Berequías. 19Asimismo contaban sus bondades ante mí, y le referían mis palabras; y Tobías enviaba cartas para atemorizarme. 1Cuando el muro quedó reconstruido y hube colocado las hojas de las puertas, se encargaron de sus funciones los porteros, los cantores y los levitas. 2Entonces puse al frente de Jerusalem a mi hermano Hanani, y a Hananías, jefe de la ciudadela, pues era un hombre leal y temía al [SEÑOR] más que muchos. 3Les dije: Las puertas de Jerusalem no serán abiertas hasta que caliente el sol. Aunque los porteros estén presentes, las puertas permanecerán cerradas y atrancadas; y sean apostados vigías de entre los habitantes de Jerusalem, cada cual en su vigilia, y cada uno frente a su propia casa. 4Porque la ciudad era espaciosa y grande, pero la gente que allí moraba era poca, y las casas aún no estaban reconstruidas”.