La mano más bondadosa
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Hay manos bondadodas, pero la mano más bondadosa es la mano de Dios. Gracias a Dios por las manos bondadosas de muchas personas que ayudan al prójimo cuando está en necesidad, esa es la vida de un cristiano. Pero más gracias y glorias sean dadas a Dios porque su mano es la más bondadosa que nos ha favorecido sin merecerlo, porque cuando éramos pecadores merecedores del castigo eterno nos salvó por medio de la muerte de su Hijo, nos perdonó y limpió nuestros pecados por medio de su sangre bendita y nos dio vida eterna. Ahora, al igual que el salmista podemos amar la Ley de Dios, podemos escudriñar su Palabra, practicarla todos los días y, enseñarla y proclamarla a otros.
Esdras 7.1-8.36
“1Después de estas cosas, en el reinado de Artajerjes rey de Persia, Esdras ben Seraías, hijo de Azarías, hijo de Hilcías, 2hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob, 3hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Meraiot, 4hijo de Zeraías, hijo de Uzi, hijo de Buqui, 5hijo de Abisúa, hijo de Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, primer sacerdote:6Este Esdras subió de Babilonia, donde era diestro escriba de la Ley de Moisés dada por yhvh Dios de Israel, y el rey le concedió toda su petición, según la mano de yhvh su Dios era sobre él. 7En el año séptimo del rey Artajerjes también subieron a Jerusalem algunos de los hijos de Israel, y de los sacerdotes y levitas, y de los cantores y porteros, y de los netineos, 8y en el mes quinto del año séptimo del rey, llegó a Jerusalem. 9Porque el primero del mes primero había sido el inicio de la subida de Babilonia, y al primero del mes quinto llegó a Jerusalem, según la bondadosa mano de su Dios sobre él. 10Por cuanto Esdras había determinado en su corazón escudriñar la Ley de yhvh y practicarla, y enseñar en Israel sus estatutos y preceptos. 11Y este es el textode la carta que el rey Artajerjes dio al sacerdote Esdras, escriba erudito de los mandamientos de yhvh, y de sus estatutos acerca de Israel: 12Artajerjes, rey de reyes, al sacerdote Esdras, escriba erudito de la Ley del Dios de los cielos. Paz completa. Y ahora: 13Por mí es dado decreto para que todo aquel del pueblo de Israel, y sus sacerdotes y levitas, que quieran ir contigo a Jerusalem, que vayan, 14por cuanto de parte del rey y de sus siete consejeros tú eres enviado a inspeccionar Judea y Jerusalem, conforme a la Ley de tu Dios, que está en tu mano, 15y llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros han ofrecido voluntariamente al Dios de Israel, cuyo Tabernáculo está en Jerusalem, 16junto con toda la plata y el oro que encuentres en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes, dedicadas para la Casa de su Dios que está en Jerusalem. 17Con este dinero pues, comprarás con toda diligencia becerros, carneros, corderos, y sus ofrendas vegetales y sus libaciones, y los harás acercar al Altar de la Casa de vuestro Dios que está en Jerusalem. 18Y con el resto de la plata y del oro, haz lo que te parezca bien a ti y a tus hermanos; obrad conforme a la voluntad de vuestro Dios. 19Y los utensilios sagrados que te son entregados para el servicio de la Casa de tu Dios, los restituirás ante el Dios de Jerusalem. 20Y el resto de las cosas necesarias para la Casa de tu Dios que necesites dar, lo darás de las arcas reales. 21Y por mí, yo, el rey Artajerjes, es dada orden a todos los tesoreros de Más Allá del Río, para que todo lo que os pida el sacerdote Esdras, erudito de la Ley del Dios de los cielos, sea dado con toda solicitud 22hasta cien talentos de plata, hasta cien coros de trigo, hasta cien batos de vino y hasta cien batos de aceite, y sal sin medida. 23Todo lo que es ordenado por el Dios de los cielos, sea hecho diligentemente para la Casa del Dios de los cielos, pues ¿por qué ha de encenderse la ira contra el reino del rey y sus hijos? 24Y a vosotros os hacemos saber que a todos los sacerdotes, y levitas, y cantores, los porteros, los netineos y siervos de la Casa de Dios, no será lícito imponerles tributo, contribución, o impuesto alguno. 25Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría de tu Dios, que está en tu mano, establece magistrados y jueces, que administren justicia a todo el pueblo de Más Allá del Río, a todos los que conocen la Ley de tu Dios, y enseñaréis al que no la conoce. 26Y todo el que no cumpla la Ley de tu Dios, y la ley del rey, le sea ejecutado juicio con toda diligencia, ya sea para muerte, para destierro, para confiscación de bienes, o para prisión.27¡Bendito sea yhvh, Dios de nuestros padres, que puso tales cosas en el corazón del rey, para embellecer la Casa de yhvh que está en Jerusalem, 28y extendió sobre mí su misericordia ante el rey y sus consejeros, y ante los poderosos gobernadores del rey! Y yo, fortalecido por la mano de yhvh mi Dios sobre mí, reuní a los jefes de Israel para que subieran conmigo.” —Esdras 7.1–28, BTX
“1Y éstos son los cabezas de las casas paternas y la genealogía de los que subieron conmigo desde Babilonia en el reinado del rey Artajerjes: 2De los hijos de Finees, a Gersón; de los hijos de Itamar, a Daniel; de los hijos de David, a Hatús; 3de los hijos de Secanías (hijos de Paros), a Zacarías, y con él se reconocieron por genealogía a ciento cincuenta varones. 4De los hijos de Pajat-moab, a Elioenai ben Zeraías, y con él doscientos varones; 5de los hijos de Secanías, al hijo de Jahaziel, y con él trescientos varones; 6de los hijos de Adín, a Ebed ben Jonatán, y con él cincuenta varones; 7de los hijos de Elam, a Jesaías ben Atalías, y con él setenta varones; 8de los hijos de Sefatías, a Zebadías ben Micael, y con él ochenta varones; 9de los hijos de Joab, a Obadías ben Jehiel, y con él doscientos dieciocho varones; 10de los hijos de Selomit, al hijo de Josifías, y con él ciento sesenta varones;11de los hijos de Bebai, a Zacarías ben Bebai, y con él veintiocho varones; 12de los hijos de Azgad, a Johanán ben Hacatán, y con él ciento diez varones; 13de los hijos de Adonicam, los postreros, cuyos nombres son: Elifelet, Jeiel y Semaías, y con ellos sesenta varones; 14y de los hijos de Bigvai, a Utai y Zabud, y con ellos setenta varones. 15Y los reuní junto al río que corre hacia Ahava, y acampamos allí tres días; y pasé revista al pueblo y a los sacerdotes, pero no encontré allí de los hijos de Leví. 16Entonces envié a buscar a Eliezer, a Ariel, a Semaías, y a Elnatán, y a Jarib, y a Elnatán, y a Natán, y a Zacarías y a Mesulam, hombres principales, así como a Joiarib y a Elnatán, hombres doctos, 17y les di instrucciones para Iddo, jefe en la localidad de Casifia, y les dije lo que debían hablar a Iddo y a su hermano quienes estaban a cargo de Casifia, para que nos trajeran ayudantes para la Casa de nuestro Dios. 18Y conforme a la bondadosa mano de nuestro Dios sobre nosotros, nos trajeron a un varón entendido de los hijos de Mahli, descendiente de Leví ben Israel; y a Serabías con sus hijos y sus hermanos: dieciocho; 19y a Hasabías, y con él a Jesaías, de los hijos de Merari, a sus hermanos y a sus hijos: veinte; 20y de los netineos, a quienes David y los príncipes destinaron para el servicio de los levitas, fueron doscientos veinte servidores del Santuario, todos designados por nombres. 21Y allí, junto al río de Ahava, proclamé un ayuno para humillarnos delante de nuestro Dios, a fin de suplicar de Él un buen viaje para nosotros y para nuestros pequeños, así como para toda nuestra hacienda. 22Porque tuve vergüenza de pedir al rey infantería y caballería que nos protegiera del enemigo en el camino, porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios está a favor de todos los que lo buscan, pero su poder y su ira están contra todos los que lo abandonan. 23Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y Él atendió nuestro ruego. 24Aparté luego a doce de los principales entre los sacerdotes, a Serebías y a Hasabías, y con ellos a diez de sus hermanos, 25y pesamos ante ellos la plata y el oro y los utensilios sagrados, y también la ofrenda para la Casa de nuestro Dios que habían brindado el rey y sus consejeros y sus príncipes y todos los que se encontraban de Israel. 26Después yo pesé en mano de ellos seiscientos cincuenta talentos de plata, objetos de plata por cien talentos, cien talentos de oro, 27veinte tazones de oro por valor de mil dracmas y dos objetos de bronce reluciente, precioso como el oro, 28y les dije: Vosotros estáis consagrados a yhvh, y los objetos son sagrados, y la plata y el oro son una ofrenda voluntaria para yhvh, el Dios de vuestros padres. 29Sed vigilantes y custodiadlos hasta que los peséis en las cámaras de la Casa de yhvh, delante de los principales de los sacerdotes y levitas, y de los príncipes de las casas paternas de Israel en Jerusalem. 30Así, los sacerdotes y levitas recibieron el peso de la plata y del oro y de los objetos para llevarlo a Jerusalem, a la Casa de nuestro Dios. 31Partimos entonces del río Ahava el doce del mes primero para ir a Jerusalem, y la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, y Él nos libró de mano del enemigo y de los salteadores del camino. 32Y llegamos a Jerusalem y reposamos allí tres días. 33Al cuarto día, fueron pesados la plata y el oro y los vasos en la Casa de nuestro Dios en la mano de Meremot hijo del sacerdote Urías, y con él estaba Eleazar ben Finees, y con ellos Jozabad ben Jesúa, y Noadías ben Binúi, levitas. 34Todo fue contado por número y por peso, y todo fue escrito en esa ocasión. 35Entonces los hijos del cautiverio que habían regresado del exilio hicieron acercar holocaustos al Dios de Israel: doce becerros por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos; y doce machos cabríos como ofrenda por el pecado, todo como holocausto a yhvh. 36Después entregaron los edictos del rey a los sátrapas del rey y a los gobernadores de Más Allá del Río, los cuales favorecieron al pueblo y a la Casa de Dios.” —Esdras 8.1–36, BTX