Sin predilectos
DESCARGAR PDF 0.00 KB 122 descargasEscucha aquí el sermón
Un problema bien marcado dentro de la sociedad es el favoritismo que afecta todas las esferas de las vidas de las personas. Solemos tener personas favoritas o predilectas donde quiera que nos desenvolvemos, incluso dentro de la misma iglesia. Naturalmente tenemos predilecciones, preferencias o favoritismos, no solo en nuestros gustos en diferentes cosas, sino también hacia las personas. Tenemos un corazón que examina a otros para aceptarlos o rechazarlos. En mi hogar he luchado para no tener ninguna inclinación hacia ninguno de mis hijos para favorecer más a uno que a otro. Lucho con ser justo con los dos, pero reconozco que muchas veces he fallado porque he actuado sin sabiduría. Aunque a veces el que es corregido más, cree que el menos corregido es el favorito. Pero a veces esta es una mala percepción, pues quien más malcriado es, más disciplina va a recibir. Considero que tener un hijo predilecto o favorito puede causar daño, no solo al que no es el predilecto, sino al que ha sido el favorito de papá o mamá.
Aunque algo aún más grave en nosotros es que nos convertimos en personas racistas que discriminan a otros por no compartir las mismas ideas, gustos, color de piel, estatus social o económico, o simplemente porque les vemos algún defecto. Pero Dios no es así. Él es un Dios sin predilectos, para bien o para mal. Para bien cuando salva, y para mal para los que condena.
Ustedes deben comprender que solo Dios puede juzgar para condenar o para salvar pecadores, por lo tanto, no deben jamás considerarse mejores o superiores a otros para condenarlos, pues si Dios los salvó, ha sido por gracia solamente. Veamos qué nos enseña hoy el apóstol sobre cómo Dios al juzga a las personas.
—Romanos 2.1-11; NBLA:
“1Por tanto tú, que juzgas a otros, no tienes excusa, no importa quién seas, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, porque haces las mismas cosas que hacen ellos. 2Todos sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas se ciñe a la verdad. 3Y tú, que juzgas a los demás pero practicas las mismas cosas que ellos, ¿piensas que escaparás del juicio de Dios? 4¿No te das cuenta de que menosprecias la benignidad, la tolerancia y la paciencia de Dios, y que ignoras que su benignidad busca llevarte al arrepentimiento? 5Pero por la obstinación y dureza de tu corazón, vas acumulando ira contra ti mismo para el día de la ira, cuando Dios revelará su justo juicio, 6en el cual pagará a cada uno conforme a sus obras. 7Dios dará vida eterna a los que, perseverando en hacer el bien, buscan gloria, honra e inmortalidad; 8pero castigará con ira a los que por egoísmo se rebelan y no obedecen a la verdad, sino a la injusticia. 9Habrá sufrimiento y angustia para todos los que hacen lo malo, en primer lugar para los judíos, pero también para los que no lo son. 10En cambio, habrá gloria, honra y paz para todos los que hacen lo bueno, en primer lugar para los judíos, pero también para los que no lo son; 11porque ante Dios todas las personas son iguales.”