Vínculo santo
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Primera parte
Segunda parte
A través de la obra de Dios, los pecadores pueden compartir en común muchas cosas gloriosas y maravillosas, siendo una de ellas la fe en Jesús, el Hijo de Dios. El apóstol Pablo en el cap. 1 vv. 7-15 de la carta que dirige a los Romanos, nos muestra el carácter y las acciones de un cristiano que se alegra por la salvación y la fe de otras personas que ahora les es común, su amor por ellos para fortalecerse y animarse mutuamente y reconocer el deber que le ha sido dado de anunciar el evangelio.
—Romanos 1.7-15; RVC
“7A todos ustedes que están en Roma, los amados de Dios que fueron llamados a ser santos: Que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo sean con ustedes. 8En primer lugar, por medio de Jesucristo doy gracias a mi Dios por todos ustedes y porque su fe se difunde por todo el mundo. 9Dios, a quien sirvo con todo mi corazón predicando el evangelio de su Hijo, es testigo de que los recuerdo siempre en mis oraciones, 10y de que en ellas le ruego que, si es su voluntad, me conceda que por fin pueda ir a visitarlos. 11Porque deseo verlos para impartirles algún don espiritual, a fin de que sean fortalecidos; 12es decir, para que nos fortalezcamos unos a otros con esta fe que ustedes y yo compartimos. 13Pero quiero que sepan, hermanos, que muchas veces me propuse ir a visitarlos para tener también entre ustedes algún fruto, como entre los otros hermanos no judíos, pero hasta ahora he encontrado obstáculos. 14Estoy en deuda con todos, sean griegos o no griegos, sabios o no sabios. 15Así que, por mi parte, estoy dispuesto a anunciarles el evangelio también a ustedes, los que están en Roma.”